Sustantivos Propios

                               Concepto

Se identifican e individualizan a un ser para diferenciarlo de otros de una misma clase. Dentro de los nombres propios se encuentran los antropónimos, que son los nombres y los apodos de las personas, como por ejemplo Ramón, Carmen y Lola, y los topónimos, que son los nombres de lugares geográficos, como por ejemplo Buenos Aires o Almería. Tienen referencia única y carecen de significado lingüístico. En idioma español, los nombres propios se escriben con letra inicial mayúscula. Pero dado el efecto social que tienen los nombres, y la dificultad, ya señalada antes, de tener que individualizar la designación, ya de antiguo los nombres se ponían de forma que reflejara alguna cualidad. Al principio dominaba una denominación de tipo familiar o de clan o tribu. Hoy día ese aspecto familiar lo constituyen los apellidos. A veces una especial circunstancia o cualidad: Platón, el de las anchas espaldas, era una designación secundaria; su nombre propio era Aristocles.

Por ejemplo:

Si decimos mesa, estamos aludiendo a un objeto genérico representado por infinidad de ejemplares en el mundo de diferente tipo (de madera, de plástico, con ruedas, ratona, redonda, ovalada, blanca, marrón, etc.).

Si decimos Italia, estamos aludiendo a un país de Europa septentrional, específico. Y precisamente por esto los sustantivos propios, a diferencia de los comunes, en general no tienen variación en número, aunque existen algunas situaciones de excepción, como se indica en el párrafo siguiente.

Los sustantivos propios más tradicionales son los nombres de personas, países o instituciones, pero no los únicos: en realidad, cualquier nombre que identifique a algo puntual, como a una marca comercial, a un accidente geográfico dado (cierto río, montaña, golfo, península), a una ciudad, a un pueblo, será un nombre propio o sustantivo propio.

Los sustantivos propios deben ser escritos siempre con la letra inicial en mayúscula, independientemente de su ubicación dentro de la oración.

Tanto los sustantivos propios antropónimos (que refieren a las personas) como los toponímicos (que refieren a los lugares geográficos), así como las marcas, los apodos, las instituciones, los nombres de seres mitológicos, personajes de ficción, planetas y astros se consideran sustantivos propios y se escriben con mayúscula inicial.



 

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